Definiendo el estilo clásico
Para que nuestro ambiente transmita elegancia, y un diseño que no pasa de moda a pesar de los años, se puede recurrir a ambientar con el estilo clásico, y así asegurarnos de que nuestro espacio respire distinción. Es una tendencia que siempre se encuentra vigente, al crear una atmósfera lujosa, cálida y serena.
A continuación, desglosaremos las distintas cualidades que un ambiente con predominio del estilo clásico debe cubrir para tener un lugar en nuestro hogar con un fuerte efecto en el entorno.
Evita el minimalismo
Este es un estilo que se caracteriza por contar con ambientes recargados, con un gran número de mobiliario, de telas y demás complementos decorativos. Es un tipo de decoración que posee una gran fuerza visual, representando lo opuesto a lo que persigue el minimalismo.
Es por este motivo que esta tendencia funciona bien en espacios de grandes dimensiones, ya que la riqueza de los elementos con los que cuenta, poderosos y algo exagerados, precisa de amplitud. De todas maneras, hoy en día se puede ver este estilo, que es fácilmente identificable, en combinación con diseños más contemporáneos para lograr sumarlo a nuestras viviendas de forma más sencilla, aunque sin perder su esencia.
Esto último es una manera de lograr una convivencia en el conjunto ya que, de sobrecargar el espacio, puede generar confusión dicho exceso de información. Es importante entonces buscar el equilibrio de los elementos, buscando la simetría entre ellos, para lograr un clima agradable en el lugar.
Colores más frecuentes
Como los muebles de este estilo no son ligeros a la vista, sino que, por el contrario, tienen un gran peso visual, los colores que predominan por excelencia son los neutros, así ayudan a generar un contrapunto interesante, logrando que el espacio se perciba más armónico.
Un ambiente clásico tendrá como colores protagonistas entonces al crema, beige, gris e incluso tostado, siendo el color blanco el gran favorito. Dichos colores acompañarán de forma perfecta a los muebles muy elaborados que resultan típicos de este estilo, logrando un ambiente que se jacta de su carácter atemporal.
Los espacios que tienen influencia del clásico en decoración huyen de los grandes contrastes entre los colores para poder obtener como resultado un lugar con aires de elegancia y sumar sobriedad.
Características de los muebles
El mobiliario, sin lugar a dudas, es el gran motor de este estilo, ya que son claves para reproducirlo fielmente. Sus muebles se distinguen por ser piezas de gran tamaño, que corresponden a distintos estilos, especialmente los de época, como el de Luis XV o el de María Antonieta.
Sus piezas de dimensiones generosas, como sillones, sillas, mesas, butacas y bibliotecas, podrán contar, en consecuencia, con atributos como patas torneadas, con siluetas curvas y todos ellos ornamentados, con un gran trabajo de ebanistería también. Podrán tener muebles con un guiño hacia el Art Decó, o con respaldos cuadrados y rectangulares para sus sillas y sillones. Todas sus reminiscencias, sean de estilo francés o inglés, producen componentes con una gran personalidad y atractivo.
El material principal para los muebles que generan un gran impacto en el ambiente es la madera noble, como el roble, la caoba o el cerezo, brindando calidez al espacio con su sola presencia, sumando en los pequeños detalles la incorporación del bronce y el metal.
Piezas que no pueden faltar
Si bien actualmente el estilo clásico se suele componer en unión con otros estilos, existen algunos elementos, fuera de los muebles de madera, que lo representan y hacen más fácil la tarea de identificarlo. Sumar una antigüedad, así como una obra de arte, siempre será un acierto para resaltar su identidad de lujo.
Otro ejemplo de ello es un gran espejo, que además de beneficiar al ambiente replicando la luminosidad y generando la sensación de mayor amplitud como cualquier otro modelo, un espejo clásico cuenta siempre con un marco de estilo Barroco bien decorado por lo que es ideal para convertirlo en un punto focal dentro de la habitación. Otro de los complementos decorativos son los candelabros, adornando una mesa de comedor, o un aparador. Existen infinidad de versiones con sus diseños curvos y ornamentados, perfectos para personalizar el espacio.
Y en cuanto a la iluminación, añadir una de las famosas lámparas de araña será siempre una buena decisión, así como cualquier aplique o lámpara de mesa y de pie realizados en bronce o metal. Por último, vestir a las paredes y los techos, con rosetones y molduras encajarán de manera asombrosa en el diseño.
La fuerza de sus telas
Los géneros que más se ajustan a este tipo de diseño decorativo son aquellos que resultan pesados visualmente, ricos en textura y también en estampados. Son telas de una gran caída, que ayudan a reproducir a la perfección esta tendencia.
Y no solo hablamos de cortinas, que en su caso deben arrastrar un poco, sino que, en los tapizados de sillones y sillas, y también en las fundas de almohadones, se puede recurrir al uso de brocatos, terciopelos y sedas, y diseños con damascos y otras inspiraciones clásicas que pueden, hasta incluso, verse empapelando las paredes para generar un mayor impacto.