Conocer cuáles son los errores más frecuentes cuando se está comenzando el proceso de pintar uno o varios ambientes de la casa hará que el desafío resulte exitoso y satisfaga nuestras expectativas con el color perfecto.

El color es capaz de lograr una transformación única en el ambiente por lo que hay que arriesgarse y renovar esos espacios en los que necesitamos provocar un gran cambio.

No contemplar la orientación del ambiente

El juego de luces y sombras que habrá en la habitación debido al ingreso de la luz natural proveniente del exterior será determinante en el color. Es necesario entender la incidencia de la luz solar, y de la artificial, ya que éstas variarán indefectiblemente el color de la pintura.

Para ello es aconsejable hacer primero un par de muestras de color en el lugar donde se va a pintar para ver si los efectos que la luz genera en el color son los deseados o se debe modificar. Es muy frecuente elegir un determinado color en la pinturería y al aplicarlo sobre la pared sentir que no es el mismo color que se había elegido en el local, y esto corresponde a que no cuentan con la misma iluminación, de ahí la importancia de hacer la prueba in situ.

Guiarse en la elección de color solo por la tendencia

Elegir el color de pintura únicamente porque es un color que se ve hasta el hartazgo en Pinterest no es una buena decisión. El que aparezca en un sinfín de ambientes propuestos por diseñadores no quiere decir que sea el color que debas elegir, si no es un color que te provoque alguna sensación en particular.

Es importante mantenernos fiel a nosotros y elegir un color para el ambiente de nuestra casa que nos guste y nos genere lo que deseamos sentir en ese espacio. Un color que sintamos que se identifica con nuestro estilo personal.

Antes de realizar la compra de color es importante que nos formulemos algunas preguntas para saber si el color es el adecuado. Cuestionarnos si es el color correcto según el ambiente que necesitamos pintar ya que, dependiendo de la finalidad de ese espacio, el color deberá ayudar a transmitir una sensación determinada. En una habitación, por ejemplo, es mejor inclinarse a colores que transmitan calma y tranquilidad para lograr que se sienta como un refugio dentro de la casa.

No tener en cuenta el mobiliario y la decoración

Si bien una mano de pintura puede cambiar drásticamente el aspecto de un ambiente, son los muebles y los elementos decorativos de gran tamaño los protagonistas de cada espacio. Es un error entonces no considerar las piezas con las que contamos, como podría ser un sillón o una alfombra, al momento de elegir el color de pintura que se usará en las paredes.

Además, el mobiliario puede acompañarnos durante años, de una mudanza a otra, por lo que resulta mucho más sencillo, y económico, elegir cambiar el color de la pared por el color de tendencia, si es que así lo deseamos, que ir renovando nuestras piezas elementales.

No preparar las paredes

Y a la hora de pintar, si es que para el trabajo no se va a contratar mano de obra ya que lo va a realizar uno mismo, es importante tener en cuenta algunas cuestiones para que, al llegar al resultado final, no se pueda identificar si el trabajo fue realizado por un profesional o por un principiante.

Antes de comenzar a pintar es fundamental preparar la superficie de las paredes para corregir todas las imperfecciones que la pared pudiera tener, limpiando impurezas y desprendimientos con la espátula y corrigiendo grietas u orificios rellenándolos con pasta. Una vez seco se debe lijar la zona para nivelar con el resto de la pared.

La preparación de las paredes puede resultar un trabajo bastante engorroso, pero es fundamental para asegurarnos de que la pared podrá lucirse después de pintarla. Si no se tratara de una pared sana el resultado no será el esperado, y posiblemente aparezcan manchas o quiebres en algunas zonas, lo que hará que se tenga que repetir el procedimiento.

No aplicar la regla del 60-30-10

Cuando se quiere utilizar más de un color en el ambiente es conveniente utilizar la regla del 60-30-10, para saber cómo distribuir acertadamente los colores en el ambiente. Esta herramienta consiste en elegir a un color protagonista o dominante, es decir, que aparezca en un 60% del ambiente, un color secundario en un 30% que añada interés y, por último, el 10% restante para darle una nota de color al espacio con pequeños acentos.

Este esquema es uno de los más utilizados cuando se quiere emplear más de un color en un ambiente, para poder lograr espacios armónicos y equilibrados.

Ambientes que no tengan una coherencia entre sí 

Dentro de una casa debería existir cierta coherencia en la paleta de colores elegida, aunque se hayan aplicado diferentes colores en cada ambiente. La transición entre una y otra debería guardar cierta continuidad para que no se sienta que los ambientes no tienen nada en común. 

Para evitar que los cambios sean bruscos entre un ambiente y el siguiente es necesario que cada espacio armonice con los otros espacios.

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